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1. Ajustá los tamaños de tus tipografías

El tamaño es la forma más simple de crear contraste entre los diferentes elementos tipográficos de tu diseño, especialmente si sólo estás trabajando con una tipografía. Con tres niveles de tipografía, el tamaño de la fuente generalmente comienza con el más grande hasta arriba (nivel uno; tu información más importante) y reduce su tamaño conforme te desplazas hacia abajo en la página (con cualquier cuerpo de texto siendo el más pequeño de los tres niveles). Debido a que leemos de izquierda a derecha y de arriba a abajo, una jerarquía descendente resulta más natural para que los lectores puedan navegar a través de la pieza. Este es un formato muy común que verás en todos lados desde libros y revistas hasta artículos en la web.

2. Elegí un par de tipografías que contrasten

Combinar una fuente sans serif con una serif ha sido una práctica común entre los tipógrafos y diseñadores desde hace mucho tiempo. Es una regla general clásica que sirve como buen punto de partida para todo diseño. Incluso si ponés tu tipografía de nivel uno en una fuente diferente, eso puede crear un gran impacto.

Tené en cuenta que no querés elegir demasiadas tipografías, lo cual sólo complicaría y amontonaría tu diseño; dos o tres serán suficientes para casi todos los diseños. También querrás asegurarte de que tus elecciones sean adecuadas para el estilo y contexto de tu diseño.

Por ejemplo, no vas a querer poner información importante como la hora y la fecha de un evento corporativo en una fuente de fantasía y novedosa que sea difícil de leer. O elegir una fuente caligráfica para párrafos largos de texto sería igual de difícil para leer. A veces resulta difícil ver claramente ciertas fuentes cuando se reducen sus tamaños. Estos tipos de problemas y cómo afectan la legibilidad y la apariencia general de tu diseño son cosas importantes a considerar para cualquier proyecto.

3. Experimentá con estilos y grosores diferentes

Muchas fuentes vienen con un gran número de opciones de estilo y grosor. Los diferentes estilos podrían incluir cursiva, minúsculas, o versiones condensadas o extendidas. El grosor se refiere a la ligereza o pesadez visual de una tipografía. Si una fuente que estés usando viene con versiones light, regular, bold y black, todos esos son grosores diferentes.

4. Prestá atención al espaciado

En un diseño, el espaciado entre los elementos tipográficos – tanto el espaciado de letras y el espaciado de líneas – puede marcar la diferencia entre un diseño equilibrado fácilmente legible y uno que se vea amontonado y confuso.

El espaciado (o espacio en blanco) no sólo separa visualmente las diferentes  partes de un diseño, sino que también ayuda al espectador a entender y visualizar, cómo las piezas trabajan en conjunto.

Por ejemplo, el generoso espaciado (junto con una variedad de tratamientos de letra creativos y líneas de división bien colocadas) hace que la tipografía se vea equilibrada, incluso en un espacio tan pequeño como la etiqueta de una remera.

5. Proximidad, distancia

El espaciado no trata únicamente de separar elementos tipográficos; sino también de la proximidad, o acercar los elementos relacionados. Reducir el espaciado un poco entre los fragmentos de texto que van juntos (para que sea más evidente que están relacionados) es otra herramienta visual para ayudar a los espectadores a navegar por el diseño con mayor facilidad.

Particularmente para diseños cargados de contenido, como infografias, la proximidad es la clave para crear un diseño equilibrado que tenga sentido.

6. Jugá con la orientación

A veces una línea recta de texto no alcanza cuando haces una declaración con tu tipografía. En ese caso, un poco de inclinación o distorsión podría ayudar a separar tu diseño del resto y atraer algo de atención extra.